Blog de la autora del libro "PEGASO" Rocío Selene----- "Perséfone es una joven solitaria y pesimista, rodeada de un mundo de privilegios en el que no encaja y limitada por las normas sociales. Tiene un encuentro fortuito con Alejandro, un joven rebelde, extrovertido, optimista y jocoso que cambiará por completo todos los esquemas de su vida. Pegaso es una historia de aventuras, tesoros perdidos basados en antiguas leyendas, venganza, amistad y enemistad, piratas, amor y… de libertad."
viernes, 27 de marzo de 2015
ANTOLOGÍA DE RELATOS
¡Hola!
Quería anunciaros que hace poco envíe un relato corto a un concurso del GrupoMTM que quería hacer una antología con varios relatos. Pues bien, el mío ha sido uno de los seleccionados para ser publicado :)))
Me ha gustado mucho poder participar en ello y me ha hecho mucha ilusión saber que ese pequeño relato va a ser publicado.
Si queréis disfrutar de él, junto a otros tantos de otros autores, podéis leerlo en la "1ª Antología de relato corto" de Serial Ediciones. Creo que se publicará para finales de Abril. Aquí tenéis la portada.
Mi relato se titula "Como si fuera un sueño" y además tiene mi nombre así que no tendréis problemas en encontrarlo. Y seguro que el resto de los relatos son igualmente perfectos e interesantes. Según creo hay mucha variedad, así no os aburriréis.
En fin, eso era todo. Si tengo más información de interés, os lo comunicaré. De momento trabajo duro para sacar historias más extensas e interesantes a la luz. Ya os contaré...
Hasta la próxima entrada
;)
viernes, 13 de marzo de 2015
CAPÍTULO 19
¡Hola!
Casi estamos en el final, pero queda un último paso. ¿Qué pasará ahora con Perséfone? ¿Y con el capitán de Pegaso?
19
DE
VUELTA A CASA
En los días que siguieron, Perséfone y
Alejandro no se dirigieron la palabra. Alejandro salió por fin de las bodegas
al segundo día, pero Perséfone se los pasó encerrada en el camarote del que sólo
salía para comer.
Una noche, llegaron a un puerto
portugués cercano a Galicia y Perséfone decidió bajar ahí. Los piratas la miraban
con tristeza, se encontraban todos en la toldilla. Alejandro había entrado en
el camarote tras parar el barco y no daba muestras de querer salir a despedirse
de Perséfone.
-Quiero que sepáis que me lo he pasado
muy bien con vosotros. Para mí sois unos grandísimos piratas y… no os
olvidaré nunca-les dijo Perséfone con ojos llorosos.
-Nosotros nunca te olvidaremos, Per-prometió
Barriga de Oso guiñándole un ojo.
-Siempre recordaremos como venciste a
Oruç-le dijo Cortés.
-Sin cañón alguno-señaló Dragón.
-El que nos ayudaras a resolver los
enigmas-dijo Profundo.
-O nuestra aventura en Granada y en
Grecia-le dijo Cacín.
-No volveré a matar a ningún pájaro para
conseguir sus plumas-le aseguró El Plumas-. Siempre usaremos el método de la
comida, ¿verdad, Pies?
-Sí, de verdad-asintió Pies Largos.
-No olvides nuestras fiestas y la
canción del pirata-le pidió Ocho-. De esta manera siempre estarás un poco más
cerca de nosotros.
-Ni tu esgrima-le dijo Amarillo-. Nunca se
sabe cuándo puede ser útil.
-Claro-rió ella.
-Claro-rió ella.
-Tú…tú siempre serás mi chica preferida,
Per-le dijo Sacul, y se acercó para abrazarla. Después, se separó pasándose los
dedos por los ojos:- Vaya, parece que me ha entrado sal en los ojos.
-A mi también-dijo Pies Largos
enjugándose la cara.
-Bueno…hasta otra-se despidió Perséfone.
Suspiró, los observó una vez más y, antes de bajar por la escala, dijo:-
Decidle a Alejandro que…tampoco lo olvidaré a él.
Una vez en el puerto, después de mirar
como Pegaso se alejaba, Perséfone
buscó al oficial, quien resultó ser un hombre bonachón y amable. En seguida supo
quien era ella y se encargó de avisar al puerto de Rísoen de que por fin había
aparecido.
Fue muy emocionante reencontrarse con
sus padres. No dejaron de abrazarla y besarla durante mucho tiempo, no podían
creer que la hubiesen encontrado sana y salva. Agradecieron al oficial el que
la hubiese ayudado y dieron su recompensa a él. Más tarde, con el barco de sus
padres, regresó a casa.
-Hija mía, cuanto me alegro de volver a
verte en casa-le decía su madre ya en la habitación de Perséfone, después de que
ésta se aseara y se pusiera el camisón-. Creí que no volvería a tenerte conmigo.
-Yo también estoy muy feliz de estar
contigo. Pero no estés triste-le dijo Perséfone al verla llorar.
-Es de felicidad, hija-le dijo su madre, que volvió a abrazarla-. Ahora a olvidar todo lo malo. Mañana será un día
muchísimo mejor que los anteriores.
-Sí-aún no había contado nada a sus
padres sobre los piratas, esperaría a mañana.
Su madre la besó en la mejilla, le
acarició el pelo y se fue de su habitación. Perséfone se tumbó en la cama. Por
fin estaba en casa y se alegraba muchísimo de estar con sus padres, verles
felices otra vez. Pero, aún así, esa felicidad no lograba llenar el hueco que sentía en
su pecho.
A la mañana siguiente, la luz del sol la
despertó. Al principio tuvo la fugaz creencia de encontrarse en el camarote de Pegaso, incluso le pareció notar el
mecer de las olas. Por un segundo, le sorprendió encontrarse en su habitación. Perséfone
se incorporó y miró su habitación sin verla verdaderamente. Todo parecía haber sido un sueño. ¿De verdad había pasado las
últimas semanas en un barco pirata? ¿De verdad había tenido amigos piratas? ¿De
verdad había ido tras las pistas de un tesoro? ¿De verdad había visitado tantos
lugares y vivido tantas aventuras? ¿De verdad… de verdad había conocido a
Alejandro? Perséfone hundió la cara
entre las sábanas de su cama y lloró en silencio. De repente, alguien irrumpió
en su habitación. Levantó la cara y vio a Belinda.
-¿Estás…bien?-le preguntó Belinda al ver su cara llena de lágrimas
Perséfone la miró unos segundos y después negó con la cabeza.
Belinda se sentó en la cama junto a ella y la abrazó. Perséfone agradeció ese
caluroso gesto, lo necesitaba.
-No te preocupes, Perséfone. Ya pasó todo el peligro-la consoló
Belinda mientras le acariciaba la espalda.
-No fue un peligro-le dijo Perséfone, apartándose de ella con
delicadeza.
Belinda creía que había estado con unos horrendos piratas y había
vivido cosas terribles al igual que sus padres y, pensándolo bien, lo que todos
creerían.
-¿Cómo que no fue un peligro?-preguntó Belinda.
Entonces, Perséfone suspiró y decidió contárselo todo. Le explicó
cómo eran los piratas con los que había estado, le habló sobre el tesoro pero
no sobre Dybá, es mejor que siguiera creyendo que el gobernador David fue un
hombre honrado. También le habló de Alejandro, de lo bueno que había sido con
ella, de todo lo que había vivido con él, de lo que había sentido estando a su
lado y cómo se había alejado de él, de lo triste que estaba por ello.
-Todo esto que me cuentas es increíble-reconoció Belinda mirándola
sorprendida-. ¿Ese tipo de piratas existen de verdad? ¿En serio fuiste tras un
tesoro?
-Sí, de verdad-le afirmó Perséfone con firmeza. Luego, suspiró alicaída.
-Oh, Perséfone, no estés triste. Al menos estás en casa con
nosotros- la consoló Belinda, y después añadió con la voz temblorosa y ojos
llorosos:- No sabes cuánto te echado de menos y lo preocupada que estaba por
ti. Pensando que si te pasaba algo, nosotras…estábamos enfadadas y… Me sentía
muy mal. Perdóname. Debí mencionarte ese baile de tus padres. Sé que no te
gustan pero pensé que sería lo mejor para ti y…
-No pasa nada, Beli. Yo tampoco reaccioné muy bien. Estaba algo
molesta ese día. Debí entender que tú sólo buscabas mi felicidad y lo mejor
para mí-le dijo Perséfone-. Siento haberme portado mal contigo.
-Y yo también. ¿Amigas?-le preguntó Belinda sonriendo, tendiéndole
una mano.
-Nunca hemos dejado de serlo- contestó Perséfone abrazándola, en
lugar de darle la mano.
-Bien. Es hora de levantarse y salir de este cuarto-le casi ordenó
Belinda separándose y poniéndose en pie-. Debes animarte. Hoy son las fiestas de
San Juan.
-No sé si ir…
-Sé que detestas los bailes pero te divertirás. Además, el hijo del
gobernador David, Leonardo, tiene algo preparado para ti-le contó Belinda-. Una
especie de bienvenida en tu honor, esta noche. Así que muévete y ponte
guapísima.
-No sé…
-Yo estaré contigo ¡Vamos! Nos divertiremos juntas, como
antes-insistió Belinda.
-Bueno, está bien. Además, no quiero ser grosera con Leonardo.
***
Mientras tanto, en Pegaso todo seguía más o
menos igual, excepto que los piratas aún estaban algo tristes por la partida de
Perséfone. Alejandro volvió salir a mediodía del camarote y, sin mirar a su
tripulación, se dirigió al timón. Barriga de Oso lo siguió.
-Eso que has hecho ha estado muy mal-le recriminó
Barriga de Oso.
-¿El qué?
-No salir a despedirte.
-No tenía ganas. Y tampoco tengo de
hablar ahora, estoy con el timón-dijo Alejandro taciturno.
-Vamos, te conozco y sé que a veces
finges navegar.
-No es verdad…
-¿Tan poco significó para ti que ni siquiera
te despides?-le preguntó Barriga de Oso con el ceño fruncido.
-Claro que significó para mí. El
problema es que yo no fui lo mismo para ella porque no le importó irse-repuso
Alejandro enfadado.
-Sabes que no es cierto lo que dices y
sabes que tenía razón... Escucha, nosotros también la echaremos mucho de menos, pero no la vamos a odiar por eso-le explicó Barriga de Oso-. Respetamos su
decisión. Y aunque no podamos hacer que se quede, al menos haremos que se lleve
un buen recuerdo de nosotros.
Alejandro no contestó, se quedó pensando
durante un momento, y después sonrió a medias.
-De todas formas, ya es tarde-dijo
Alejandro desanimado.
-Nunca es demasiado tarde según tú, ¿no?
Hay segundas oportunidades-le recordó Barriga de Oso-. Y ella nunca se olvidará
de ti, según nos dijo antes de abandonar el barco.
Alejandro miró a Barriga de Oso y volvió
a sonreír, esta vez, más feliz.
Más en la próxima entrada. El final del la primera aventura de Pegaso se avecina.
Espero que os esté gustando mi regalo. Queda poco para que lo descubráis por completo.
Gracias por estar ahí, leyendo ;)
Suerte, luz, fuerza y feliz día a todos.
Más en la próxima entrada. El final del la primera aventura de Pegaso se avecina.
Espero que os esté gustando mi regalo. Queda poco para que lo descubráis por completo.
Gracias por estar ahí, leyendo ;)
Suerte, luz, fuerza y feliz día a todos.
lunes, 9 de marzo de 2015
DETENERSE
¿Qué nos frena? A veces parecemos tan seguros de algo, nos preparamos para el momento que estábamos esperando con tanto deseo y después... nos frenamos. Algo nos detiene, angustiados.
¿Por qué es tan difícil confiar? Cuando todo indica que puedes hacerlo, puedes confiar, a pesar de que una vez fracasaste.
Y detestas ese momento que ni tu mismo entiendes por qué te detiene. Sabes que a veces es ese momento o nunca. Puede haber una segunda oportunidad, pero a saber cuando aparecerá para que la atrapes desde que dejaste escapar la primera.
Se llama fe, confianza, sueños... No sé, pero creo que a veces se necesita de alguno de dichos ingredientes para volver a caminar y terminar lo empezado, para tener un nuevo comienzo. Sí, sé que suena lioso, pero es así. Todo final, lleva a un principio. Depende de ti que el camino que comienzas sea agradable, un aprendizaje o un horror.
Todo consiste en lanzarse a ese comienzo que tanto has deseado y por el que has trabajado. Todo consiste en coger aire, un toque de confianza y... volver a levantar el pie.
Aquí mi reflexión, de estas que a veces necesito expresar.
Suerte, luz... y confianza a todos
:)
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