La tripulación de “Pegaso” es bastante curiosa, sobre todo
por sus nombres. Se me ocurrieron en un autobús de camino a la facultad, de
hecho, de tanto pensarlos, casi me paso la parada en la que tenía que
bajar. No sé qué pensaréis vosotr@s,
pero un autobús es un lugar ideal para pensar y reflexionar sobre ti, tu vida,
la vida con (no de) los demás, lo que has hecho, lo que quieres hacer… Siempre
viene bien reflexionar sobre esa clase de cosas aunque sea por unos minutos.
El caso es que iba pensando sobre los inicios de mi historia
y pensé que necesitaba saber los nombres de los miembros de la tripulación. No
quería que tuvieran nombres normales, querían que fueran especiales y que, de
alguna manera, describiera parte de cómo eran.
Para elegirlos no sólo pensé en los personajes en sí, sin
querer, también acabas relacionando nombres con aquellas personas con las que
compartes parte de tu vida.
Por ejemplo, Cortés, fue un pequeño homenaje a mi familia,
siempre quise buscar a quien de mis familiares reflejaba concretamente, pensé
en mi padre, en mis abuelos, en primos… pero finalmente comprendí que era una
mezcla de todos, una especie de representación familiar en una sola persona. (De
todas formas, más tarde, aunque en aquellos momentos no lo sabía, homenajearía
a aquellos miembros de mi familia con los que pasé gran parte de mi infancia
(mis prim@s)). También Cacín es uno de esos nombres, pues se lo puse por el
pueblo de una de mis amigas de la adolescencia.
Poco a poco, fui formando los nombres de la tripulación y,
con ellos, sus personalidades. Por ejemplo, Amarillo me lo imaginé hábil, divertido
y fugaz como la sensación que produce dicho color; Sacul lo pensé como el más
guapo de los piratas de la tripulación, incluso más que su capitán, (lo
entenderéis si leéis el nombre al revés, pequeño homenaje a mis peleítas con mi
hermana mediana por el personaje de una serie), además de ser ligón y muy pícaro;
y El Plumas a quien me lo imagine quisquilloso siempre atento a sus plumas, y
puntilloso en cuanto prestárselas a alguien (me recordaba a mi hermana mayor
cuando mi otra hermana y yo le pedimos algo prestado, aunque la pobre, como El
Plumas, siempre acaba cediendo).
Otros nombres, en cambio, los creé habiendo definido primero
la personalidad como por ejemplo Profundo, decidí su nombre por su relajante afición,
o como Barriga de Oso, tras imaginar su físico. El resto de los nombres siguieron “normas”
parecidas para crearlos, o simplemente surgieron sin más, aunque no por ello los considero menos importantes.
Finalmente, tras aproximadamente una hora (duración de mi
trayecto en bus), obtuve los diez nombres de mi tripulación. Me encantan y me
divierten todos los miembros de la tripulación de “Pegaso”, pasé momentos muy
agradables creando sus personalidades y sus comportamientos a lo largo de la
historia. Ellos son uno de los motivos
más importantes y atrayentes por el que leer “Pegaso”.
Más curiosidades en la próxima entrada
Suerte, luz, fuerza y feliz día a todos.
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